Friday, September 12, 2008

Transición I

Nuestros males no parecían querer irse. Si bien ya controlábamos mejor los caprichos de nuestros intestinos, la noche en el lago había pasado factura. Ahora, además de evacuaciones líquido-pastosas, teníamos los labios rotos y yo una nariz que era un poema. A Jordi le había salido una yaga. Ahí habían quedado nuestras esperanzas de salir recuperados de Manali. Y por si fuera poco, las malas noticias no dejaban de llegar.

Una de nuestras suposiciones a la hora de planificar el viaje desde Kaza era coger un "Sleeper Bus" hacia Haridwar, Rishikesh o Dhera Dun. Es decir, un bus con literas. Cualquiera de los 3 destinos nos iba bien, aunque nuestra idea era quedarnos en Rishikesh. Pero esa posibilidad se esfumó después de preguntar en varias agencias de viaje.

Se nos aparecían otras posibilidades. Ir a Shimla o Chandigarh y desde allí coger un "Sleeper" o coger un bus nocturno de línea directamente a Haridwar. Optamos, no muy convencidos, por la segunda opción, ya que la primera implicaba perder un día en cualquiera de esos destinos. Y así fue como al día siguiente de nuestra llegada a Manali, aún con nuestros males presentes, cogimos un bus de 15 horas a Haridwar.

Y fue en este viaje cuando nos dimos cuenta de lo peligroso que puede llegar a ser viajar con drogas en la India. Sin previo aviso, el autobus paró para un registro policial. Yo ya había sufrido uno, sino recuerdo mal, en el trayecto de Goa a Hampi. Aunque en aquella ocasión no me habían prestado atención, esta vez revisaron mi bolsa al detalle. Hasta me registraron los bolsillos.

La pareja de enfrente, que consistía de un Americano y una Israelita, había conseguido escabullir una "china" del bolsillo a la boca, y de ahí escupirla por la ventana. Mientras, a los locales ni se los miraban. Iban a por los turistas.

Pensando que ya había pasado todo, el autobus no tardó en volver a parar para otro registro. Esta vez inspeccionaron mi bolsa en 2 ocasiones. Se pensarían que era Israelita, porque sino, no entiendo tanta obsesión. Pero nosotros íbamos tranquilos, y lo único que nos podría preocupar era que los mismos polis hubieran metido algo por su cuenta. Pero no sucedió nada.

Mosqueados por tanto registro, la pareja de enfrente nos preguntó si era normal, a lo que yo contesté que en mis 9 meses de estancia en la India era la primera vez que veía algo así. A lo que al Americano nos explicó su teoría:

Uno de los pasajeros que tenían al lado era un poli encubierto y había visto sus movimientos con la "china", a lo que no hacía más que preguntar cuanto llevaba encima. El segundo registro no sucedió hasta que dicho individuo se había bajado del bus. Posible...

Sin más incidentes llegamos a Haridwar desde donde cogimos otro bus a Rishikesh. Y una vez allí, decidimos quedarnos en la tranquila zona de High Bank. Rishikesh me había traído suerte al iniciar mis peripecias por la India y ansiaba su llegada para recuperarme. Un clima más cálido y algo de relax había de ayudar, al menos, en mis labios y la nariz.

No podía esperar a disfrutar de su tranquilidad.

2 comments:

Anonymous said...

Segueix, segueix!!

Anonymous said...

Es que la platjeta em fa perro....